Las Buenas Maneras
Coreografía: Miguel Mancillas
El espectador completa lo que en escena sucede, crea junto al intérprete. Se observa a sí mismo en la vulnerabilidad del cuerpo expuesto. Somos piezas de un mecanismo que no se detiene, esquirlas de una sociedad que condiciona.
No hay cuerpo de hombre y mujer. Hay un cuerpo y ese es definido por quien lo tenga.
La obra no termina, las imágenes siguen transformándose en la memoria.
Si entendiéramos que únicamente habitamos los tonos del espacio que se crea entre el blanco y el negro, los significados de existir se multiplicarían.
Antares comprueba nuevamente que constituye una impecable, actualizada compañía de danza contemporánea. No hay detalle durante la pieza para dudarlo. Mancillas ha diseñado un montaje para el escenario todo; lo ha “llenado” (dominándolo) de manera limpia, firme y ejemplar.
Alberto Dallal , Revista imágenes UNAM